Este sábado asistí al espectáculo de danza Glass Tooth de Saburo Teshigawara que nos ofreció el Teatro Central de Sevilla. Fue sencillamente genial, una hora de armonía donde encontrar la felicidad y el agradecimiento a la vida y a la señora que parió semejante genio. Luces, música, sonidos, movimiento, composición... todo respetando el ritmo y la sección áurea. Bailar sobre trozos de cristal, que tintineaban, que se quebraban bajo los pies del bailarín. Control absoluto del gesto, del giro y de la respiración. Sólo un japonés puede hacer esto. Simplemente, un espactáculo magistral.
1 comentario:
Qué maravilla, ya me han comentao algo similar a tu éxtasis catártico, no te pierdes una. Está claro quién lleva la cruz de guía en la procesión Culturilla (muy a tono con los tiempos que se nos vienen encima).
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