domingo, 22 de abril de 2007

ENTREVISTA A MIGUEL GONZÁLEZ PALMA, COORDINADOR DE ACTIVIDADES DEL CENTRO CULTURAL EL MONTE



- "La gran C": Evolución del Centro Cultural.

- Miguel González Palma: Se abre en 1999, aunque ya había el ciclo de música de cámara y un programa de exposiciones tanto en el pasaje Villasís como en el convento de San Clemente. Desde entonces se establecen dos programas de música específica: el “ciclo de música de cámara“ y “los jueves flamenco”. A parte estaba el programa de exposiciones de la Fundación. Normalmente hacemos tres grandes al año. En cuanto a la ubicación, la central de El Monte está aquí al lado y esto influyó en la elección del edificio del Centro Cultural. Fue en el año 94 cuando empezaron las negociaciones entre El Monte y el ayuntamiento de Sevilla para una cesión administrativa. El Monte rehabilitó el edificio y tiene una cesión de veinticinco años. La idea surgió del Consejo de Administración de la caja. El Monte decidió crear una fundación que encauzara su inquietud por promocionar la cultura y por eso se creó el Centro Cultural.

- “L. G. C”: Dentro de la dotación económica del Centro, ¿se incluirían también diversas subvenciones que hace la Fundación, no sólo las actividades?

- M. G. P.: Si claro. Al Festival de Teatro Clásico de Almagro se le dio una subvención, a las actividades de extensión cultural en Extremadura y Castilla la Mancha otra... Por otra parte, las actividades en sí tienen cada una su dotación y lo que genere cada actividad no se incluye en el grueso para el gasto de mantenimiento y conservación del edificio, sino que revierte en la propia actividad. El Centro Cultural no recibe subvenciones ni dinero externo, los únicos ingresos externos serían los de taquilla o venta de catálogos, que también se destinan a la actividad.

- “L. G. C”: ¿Qué métodos y procedimientos de difusión se utilizan, cómo se eligen, si se hace en función de un público diana escogido anteriormente...?

- M. G. P.: Hay dos maneras de difundir las actividades: Una base de datos con las personas que acuden demandando información, para enviársela detalladamente a través de la revista que ahora se llama "Contigo" (boletín informativo de la Fundación El Monte), antes "La Gaceta", y otro medio es más específico, ya que cada actividad lleva una difusión concreta entre la gente interesada en cada actividad, que entra a formar parte de una base de datos a parte. Por tanto se hace la difusión general, a través de la revista, y otra específica en función del grupo de interés de cada actividad que se realiza.

- “L. G. C”: ¿Y para el resto del público que no está fidelizado?

- M. G. P.: Se recurre a la difusión en prensa normal. En cuanto a difusión externa, la que nos permite el edificio, como las banderolas.

- “L. G. C”: ¿Cómo hace el Centro para conocer a sus usuarios, qué métodos usa, si hay índices culturales estudiados o si se evalúa el grado de satisfacción del público…? ¿Hay autoevaluación de las actividades y sus resultados?

- M. G. P.: Nosotros no hemos hecho nunca una evaluación de los gustos de la gente aunque el público siempre hace sugerencias. No lo tenemos reglado pero si se sabe perfectamente el perfil de usuario que viene a cada actividad. No son usuarios que vengan esporádicamente. Sabemos cómo han ido los proyectos por el número de personas que ha venido, vemos la crítica en prensa especializada… No hacemos nuestra programación pensando en las masas, sino en cubrir aspectos o espacios que a lo mejor no están cubiertos en la oferta cultural de la ciudad.

- “L. G. C”: En cuanto al amplio abanico de actividades, ¿qué política general regula todo esto, de dónde vienen las decisiones que hacen apostar por unas y no otras, quién las diseña y propone...?

- M. G. P.: Nosotros tenemos unos programas definidos por la dirección de la Fundación El Monte, pero después se presentan proyectos ajenos a esta que ven la luz si parecen interesantes y se evalúan. Estamos abiertos a cualquier propuesta.

En cuanto a la programación en sí, tenemos asesores que son quienes saben por dónde van los intereses del público. Además, ampliar las actividades sería complicado debido al espacio. Esto sucede también porque a parte de las actividades propias, el Centro Cultural acoge multitud de actos ajenos mediante cesiones del espacio, siempre que no sea para promociones comerciales o actos políticos, sino para fines divulgativos.

- “L. G. C”: El espacio limita en gran medida la creación de nuevas actividades, ¿qué relación existe entre actividad que se oferta y el espacio arquitectónico que la acoge?

- M. G. P.: Enorme. Teatro no se puede hacer porque lo que era la caja de escena del escenario es hoy espacio expositivo. Se puede hacer teatro que no tenga escenario y esto coarta espectáculos con muchas personas. No disponemos de espacio en un teatro pequeño y recogido como el nuestro. Sin embargo es un edificio bastante versátil. A parte del teatro, todo el resto ha servido para ofrecer de todo tipo de actividades, convirtiendo la sala de exposiciones en aulas, para pregones, visitas o charlas.

- “L. G. C”: Siguiendo con el uso de los espacios, hay zonas arquitectónicas problemáticas, como la sala de exposiciones permanente, la zona de archivos y la sala de lectura.

- M. G. P.: El archivo en principio se hizo como un centro de documentación en el proyecto primitivo del teatro. Lo precede una pequeña salita con diez puestos de estudio, pero todo este proyecto no ha cuajado y sigue estando sin definir. Es una oficina-almacén más que archivo. En lo que a la sala de la exposición permanente se refiere, se trata de la entrada a dos espacios del teatro y se usa para diversas exposiciones temporales.

- “L. G. C”: ¿Qué usos se le da a la colección de arte?

- M. G. P.: Cubre las necesidades decorativas de toda la red de oficinas de la caja, también se ceden muchas obras a exposiciones ajenas a la Fundación y, por último, se organizan exposiciones por parte de la propia Fundación. Además, se pretende un nuevo espacio en la sala de Pepe Cobo para no tener tanta obra almacenada y tener expuesta una parte siempre.

- “L. G. C”: La Pepe Cobo aportará espacio, pero no hay que desdeñar lo que supone como símbolo de la movida sevillana y lo que esto puede contribuir a la hora de dar una imagen y una singularidad de la Fundación El Monte que, igual no aporta este edificio de Laraña.

- M. G. P.: La colección se encauza hacia el arte contemporáneo y a dar oportunidades a los artistas jóvenes andaluces, labor especialmente difícil en una ciudad como Sevilla. Por supuesto, la Pepe Cobo es un símbolo en el mundo cultural de la ciudad y esto también nos interesa.

- “L. G. C”: En cuanto a la fusión, ¿cómo podrá influir en el Centro?

- M. G. P.: En principio no nos va a afectar en nada. Nosotros seguimos preparando nuestros programas para la temporada que viene. Así que, nos llamemos Fundación El Monte o nos llamemos Fundación Caja Sol, que es como nos vamos a llamar, la programación del Centro Cultural no va a cambiar. Es cierto que con el tiempo las propuestas que se complementen encontrarán soluciones conjuntas. En cualquier caso es muy complicado unir las obras sociales y culturales que las dos entidades llevan a cabo hoy por hoy y requerirá tiempo.

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